Todos nos indignamos pero a mí me quedó la duda:
¿Y si esta playera fuera el resumen de la década?
¿Y si aquí se condensara lo que hemos aprendido de infos, lemas, memes, estudios de universidades norteamericanas de prestigio y happy news de portales tan apantallantes como súbitamente desaparecidos?
Y el tema es que todos hemos caído. Que lance el primer disco duro quien no haya guardado la pic de las Diez Formas De Ser Más Creativos, el artículo de los Cinco Pequeños Cambios Que Mejorarán Tu Vida (siempre ponen que dejes de fumar), el ted talk de Los Nueve Consejos De La Gente Exitosa, el pdf de Los Tres Secretos De La Sabiduría Tolteca.
Todos buscan crear al Súper Hombre (por supuesto, también llevamos una década de crear a la Súper Mujer) pero ya no desde los supuestos de Nietzche o las proclamas de los socialismos; la Súper Humanidad reconoce el Buen Café, la Charla Enriquecedora, la Lectura Que Aporta, los Hábitos Sanadores. Todo semeja una configuración multidisciplinaria ultrasofisticada para superar nuestros límites físicos, cognoscitivos y espirituales. ¿Qué tanto le cabe a tu computadora? En la Plaza de la Computación siempre la puedes escalar. ¿Qué tanto le cabe a tu mente, a tu sensibilidad, a tu capacidad de asombro, a tu asertividad? Tanto como exijan los lemas que te llevan más y más allá. El pago del internet es el limite.
¿Qué tiene que ver todo esto con la ñorita fifí tan orgullosa de su playera y sus consignas de retaguardia? Se ha dicho mucho pero en clave politizada: es una forma de pensamiento egoísta, el contrapunto aberrante a la pretensión de pueblo y comunidad de los nuevos gobiernos, el cinismo privilegiado ante la precariedad de la mayoría.
¿Y no es también lo que nos hemos machacado día y noche, durante una década, desde las redes, en un intento de trascender nuestra modesta medianía?
Fotos poderosas como las del fulano que mató a Abril Pérez Sagaon, pero también como las de la CEO de Nissan, o de los analistas políticos amorosamente cincelado para opinar en los noticieros, o de los broncos influencers que con tres chistes toscos devoran y remueven toda idea que se hubiera reposado. Sin tanto relumbrón, nuestras fotos en los destinos turísticos, en los restaurantes fusión, en los festivales de cine, en las galerías de arte o en las presentaciones de libros, repiten esta fórmula de incansable perfeccionamiento. No vivimos, nos perfeccionamos. Y nos concebimos asertivos (decido trabajar), autosuficientes (satisfago mis necesidades), proactivos (soy ambicioso), impulsivos (lucho por mis metas), preventivos (me levanto temprano), hedonistas (disfruto las cosas buenas), determinantes (soy exigente), líderes (provoco los cambios), autoindulgentes (estoy orgulloso de mí mismo) y maniacodepres aunque el término esté en desuso (soy feliz) (Cfr El Bromas).
La política, por otro lado, es bastante simple, maniquea y acartonada, y hace de la ñorita fifí de la playera un enemigo perfecto, porque está en la marcha que no debería estar y con unos lentes de diseño que no nos gusta que tenga. Pero si los lemas de su playera los tuviera un estartopero bicicletero gafapastas o una feminista piernitatuada verdimascada, sería fácil reconocernos y admirar este reto tenaz de excelencia (hasta el ritual introspectivo de las cosas simples exige sublimidad) que no permite el menor titubeo: la vida de la década 2010 se ha convertido en una ambición de mejora (talento, deconstrucción, epifanía progre o revelación ancestral) que no está muy distante de aquellas ideas polvosas (en alguna revistas de negocios aún se encuentran ) de calidad total.
Nuestra única diferencia con la ñorita fifí es por quién votó y en qué marcha eligió estar.
Una diferencia personal es que yo difícilmente usaría una playera tan blanca.